Después de su vuelo de una hora, Ricardo lo tenía muy claro... "ésto de volar tengo que repetirlo, ha sido alucinante".
Su mujer Pepi, sus hijas Irene y Lucía (la peque), le regalaron una hora de ensueño allá arriba y además quisieron estar presentes en su primer vuelo.
A Lucía no la hizo mucha gracia ver como su papi se iba en un avioncillo con un señor que no conocía de nada y se puso a llorar... cuando regresamos del vuelo, reía y reía... papi había vuelto.
Por cierto Ricardo si lees ésto, envíame la foto de Lucía de "piloto" en el avión.
A todos los que todavía no habéis probado lo que es volar, manejar un avión, subir alto, ver los paisajes como un águila... dar el paso y venir a volar con nosotros en Mydair.